lunes, 7 de julio de 2014

Sobre arquetipos

La manifestación de las distintas energías, se revelan en distintas formas arquetípicas. Un ejemplo es la energía del principio femenino de la tierra, una energía universal presente en diferentes culturas, venerada por estas, y representada de diversas maneras. La manifestación arquetípica de esta energía femenina universal en la cultura cristiana, son las apariciones marianas. Por tanto este tipo de fenómenos dependen de la iconografía mítica o mental del observador, pues resulta ser un fenómeno idéntico para toda la humanidad. Véase "La otra historia de María"

La energía femenina de la madre tierra, por tanto, es una energía sutil que puede manifestarse arquetípicamente, de modo diferente a cada comunidad específica. Este fenómeno es extrapolable a cualquier tipo de energía sutil.

El psicoanalista C.G. Jung, habló de signos que pueden aflorar desde las profundidades del inconsciente, símbolos abiertos a toda la humanidad, a lo largo de la historia, por mediación del inconsciente colectivo. Los estudios de Jung sobre el tema ovni son muy interesantes. La percepción de ciertas energías en una sociedad tecnológica son muy diferentes a los de una sociedad no-racional, en la que domina la religión, mitología, rituales primitivos, o los sistemas ocultistas como la astrología y la alquimia.

Estas proyecciones arquetípicas podrían provenir según Jung de una convulsión de gran alcance, que se manifiestan en la psique colectiva de la humanidad.

"Vi cuatro ruedas colocadas al lado de los querubines, y las ruedas resplandecían como piedras preciosas... Cuando los querubines se detenían, las ruedas se detenían junto con ellos..." (Ezequiel 10,9-17)

Ezequiel tuvo la visión de un carro de fuego, una percepción que podría ser muy diferente a la de un disco volador tripulado por seres extraterrestres.

Una vez Don Juan Matus dio una palmada en la espalda a Carlos Castaneda, lejos de ser un saludo o un síntoma de afecto, el viejo chamán utilizaba esta técnica para cambiar la posición del punto de anclaje de su discípulo. Es decir, modificaba la zona de distribución de la conciencia situada a la altura del omóplato derecho. El viejo chamán percibía la forma arquetípica de esta energía sutil de anclaje, corrigiéndola con su mano y consiguiendo transportar a Carlos Castaneda, a un estado más elevado de conciencia. De repente la voz de Don Juan le invitaba a no apegarse a ese estado de éxtasis, para continuar con su camino espiritual.

Por tanto, el viejo chamán era capaz de encontrar a través de la consciencia y de su sensibilidad en las manos, el punto de ensamblaje de las energías sutiles de su discípulo, demostrando que la única limitación en la facultad de adivinación del ser humano, es la propia capacidad de concebir lo que es capaz de encontrar.


Los estudios de Turon Rifaf sobre "Las enseñanzas de Don Juan", afirman que este punto es el que une todos los cuerpos de energía del hombre y es el mecanismo donde reside la capacidad de percepción sutil, algo directamente relacionado con la salud en sanación.

Los cuerpos de energía del hombre son más de dieciséis, aunque en la actualidad no podemos acceder a todos, pero si detectar algunos. Carlos Castaneda habló del huevo cósmico o de luz, en el cual vive el hombre refiriéndose a estos cuerpos. Una envoltura energética conformada por diferentes capas de energía sutil.

Es interesante destacar que las enseñanzas de Don Juan advierten que mientras la fuerza del huevo cósmico o luminoso se encuentra en el punto de anclaje, el ser humano percibe la realidad de una manera determinada. La modificación eventual de la situación del anclaje, modifica también la percepción de realidad durante ese periodo.

Isodorus, uno de los últimos gnósticos que enseñó en la escuela de Alejandría  y que fue parafraseado posteriormente, habla en uno de sus tratados hoy en día perdidos del "augoeides" o huevo áurico, una membrana oval en la que flota el cuerpo físico y que curiosamente esta enganchada a la altura del omóplato derecho.

Hoy en día a través de las reducciones arquetípicas podemos detectar este punto de ensamblaje, como una especie de cable que va desde la altura del omóplato derecho, a la vertical encima de la cabeza. Este ensamblaje es de vital importancia en la sanación, al gobernar nuestras percepciones en un sentido sutil y estar relacionado con la toma de conciencia, punto de partida para recuperar la salud.

La detección arquetípica de las esencias humanas, así como de los cuerpos etéricos con la puntas de los dedos, como cualquier radiestesista haría con sus varillas, abre un campo de posibilidades a la sanación, convirtiendo esta en un método racional de sanación espiritual. El Arquetipo es la esencia energética de algo. El Arquetipo es la idea que anticipa la manifestación en la materia, una fuerza formativa etérica que al ser transferida a los diferentes estratos energéticos del paciente, modifica la codificación y la información de la enfermedad, intentando restablecer la perfección original del ser, la forma primitiva y primera de perfección, armonizando al ser con la idea divina.

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