domingo, 22 de septiembre de 2013

Cábala y sanación

El esoterismo profundo nacido del estudio de los libros sagrados, ha intentado desentrañar el significado secreto de las palabras transcendentes. No es un intento de comprender a Dios, más bien de fusionarse en su naturaleza universal, en su ambivalencia del Todo, en la dualidad de lo masculino y femenino, del bien y del mal, pues nada existe fuera de El. El camino de adentrarse en la esencia del texto bíblico, es adentrarse en el misterio secreto de la "Palabra" entre Dios y el hombre.

Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin. (Apocalipsis de Juan 1-4)

La Kabbalah situa su andadura en el sur de Francia, a finales del siglo XII, llegando a España en el siglo XIII, y alcanzando su máximo esplendor en el siglo XIV, pero su verdadero origen comienza en el monte Sinaí con la revelación de la Torah a Moisés. Posiblemente su finalidad, sea establecer de nuevo el contacto perdido del hombre con Dios, una esencia, o un camino que no se puede aprender únicamente por los libros, solamente se interioriza con la práctica diaria, guiada por el mismo Creador.
El Talmud nos intenta dar una explicación kabalística de este proceso, mientras que el Misdrhun o el Zohar, utilizan el complejo lenguaje de los símbolos, para alcanzar a través de su intimismo y profundidad, una altura intelectiva fuera de lo racional.

La Kabbalah por tanto, es una especie de Teosofía, es la búsqueda de los misterios y revelaciones de esa vida oculta, es el conocimiento del camino a la purificación y divinización del ser, el camino para llegar al conocimiento íntimo de Dios.

El intento del Altísimo por experimentarse como lo que es conceptualmente, amor puro e infinito, dio origen a su espejo, el Universo. En términos kabalísticos este procedimiento de la manifestación del creador, se representa en el Arbol de la Vida, en los sephiroths. En la Torah todos los personajes y figuras que aparecen se relacionan a este proceso de Dios.

Los principios esotéricos talmudistas aparecen una y otra vez en la Kabbalah. El Talmud hace mención a la doctrina Bereschit que es la primera palabra de la Biblia, refiriréndose por tanto al misterio de la creación, también hace mención a la doctrina Mercabah, con relación al carro divino de Ezequiel, de modo que se reconozca la Kabbalah de la Cosmogonia y la de la Teogonia.

Hay tres libros kabalistas por excelecia, El libro de la Creación, es el libro de los diez elementos de este mundo, que se encuentran en los primeros diez números y en las veintidos letras del alfabeto hebreo, son los treinta y dos senderos de la sabiduría. Un segundo libro basado en las enseñanzas de Job, y el Libro del Esplendor, un comentario de la Torah a través de meditaciones metafísicas.

Si podemos considerar la Geometría sagrada como base de la creación, podemos considerarla igualmente como base de la Kabbalah, pues antes de todo, cualquier manifestación de la materia, es matemáticas y geometría.

Los números son los pensamientos de Dios. (Santo Tomás de Aquino)

Digamos que esta Geometría Sagrada puede ser definida como las fuerzas formativas etéricas. El elemento básico es el eter, materia universal que sustenta todo, por tanto la base de la Kabbalah es la proporción aúrea, el número Phi 1.618...  convirtiendo a la Kabbalah mas allá de una ciencia humana en una ciencia divina, a través de la manifestación del número como la base de la creación.

La pimera causa sin causa se manifiesta mediante el número, porque no existe otro medio concebible. La evolución del punto que tiene una posición en una línea recta, como realidad unidimensional, pasa a la realidad bidimensional del triángulo, momento en el cual la energía creativa emerge, para llegar al mundo tridimensional de los sólidos platónicos.


La combinación de los sólidos platónicos con los sólidos asimétricos de Arquímedes, son la base de la manifestación de la materia. Impulsados por las fuerzas formativas etéricas, son las "Matemáticas del Caos" o mas bien las "Matemáticas del Orden"

En definitiva todo es regido por el número Phi o proporción áurea, y por este camino llegamos a los arquetipos, que se realizan cuando la idea es formada, y precede por tanto a la formación de la materia. Es el mundo de las ideas Platónicas. En la sanación por arquetipos aparece el Arbol de la Vida, sintetizando sus diez sephiroths y sus veintidos caminos como una escalera de treinta y dos peldaños.



Hay muchas interpretaciones de este esquema cabalístico, pero dos de ellas nos interesan especialmente a los sanadores. La primera es la interpretación kármica, en la que se puede determinar donde se encuentra un alma en su viaje ascendente por el Arbol de la Vida, desde Malkuth a Kether, desde la tierra hacia el cielo, desde bajos niveles de conciencia a altos niveles de conciencia, desde la ignorancia espiritual a la iluminación de la conciencia del amor puro. Esto se realiza consultando el arquetipo de la escalera de treinta y dos escalones, que nos revela cuantas de las treinta y dos experiencias para el ser, han sido superadas en la evolución espiritual. El segundo aspecto a tener en cuenta por los sanadores, es que las diez esferas de los sephiroths  funcionan como un arquetipo independiente para el estado de salud del cuerpo físico, permitiendo al sanador hacer una comprobación rápida de ellas, para detectar la existencia y posible magnitud del problema a nivel físico.

Cuando Colin Bloy presentó el estudio de los arquetipos como modelos eminentemente geométricos y numéricos a Juan de Villarrubia, un destacado cabalista, este respondió sorprendido... "Pura Kabbalah".

Fuentes:  Los Apócrifos y otros libros prohibidos, José Maria Kaydeda; Revista "Homo Amans"  Colin Bloy

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